martes, 12 de octubre de 2021

REFORMA AGRARIA 2.0: El camino inevitable de los cambios

 

REFORMA AGRARIA 2.0: El camino inevitable de los cambios

Ing. Rómulo Antúnez Antúnez

La Reforma Agraria 2.0, debe ser un momento disruptivo y de cambio de las relaciones sociales, políticas y de gobierno por tanto son medidas y decisiones de Estado de carácter político de Ley y de reforma estructural. Debe lograr conciliar a la mayoría del espectro político y social productivo de la sociedad.

Las medidas que se vienen anunciando desde el MIDAGRI son coyunturales y responden a aspiraciones legítimas de carácter gremialista y reinvindicativa; están alejadas de una verdadera transformación de la economía del país, que es básicamente agrícola y minero. Las medidas no aseguran, que, en este periodo de gobierno, se garantice la continuación de las mismas, en gobiernos futuros, que no estén arraigados tanto a nivel de organizaciones agrarias y decisiones políticas.

La economía del país, requiere generar una nueva dinámica de acumulación económica que permita que la renta nacional, sea adecuadamente redistribuida, en beneficio de las mayorías; que serán los sectores que activen el consumo y permitan el crecimiento de los sectores; en específico el de los productores nacionales de alimentos. No podemos propender que 2.2 millones de productores pobres generen riqueza, sino alentamos la capacidad de consumo de los otros 28 millones de ciudadanos, principalmente con una propuesta sectorializada y enarbolada por gremios que en muchos casos no representan genuinamente a los productores y que demandan de los esfuerzos del Estado, principalmente la orientación de presupuesto público para invertir en la agricultura familiar, sin entender que parte del manejo económico, es cómo generar esa riqueza que la agricultura familiar, no está en capacidad de producir en el corto plazo y de autoabastecer la demanda nacional.

En ese sentido, la propuesta de II reforma agraria que planteamos desde la Plataforma Nacional del Agro - PLANAGRO, debe tener dos objetivos bien definidos:

a.      Lograr la autosuficiencia alimentaria, impulsando a la economía familiar a manejar la actividad agraria; donde el agua como gran factor de impulso,  dinamizador y estabilización de propiedad y productividad se convierte en el eje articulador-dinamizador de la  nueva planificación agrícola y territorial en el nivel de las cuencas -territorios hídricos-, para su capacidad de diversificación de cultivos altamente competitivos  y buen manejo del recurso agua por parte de los productores, con el cambio de las tecnologías, logrando orientar su producción, mediante incentivos de una nueva visión del consumidor priorizando producto sano y nacional dirigido a reconvertir  su dieta alimentaria, que a su vez debe reconstituirse como política de Estado, en el marco de una salud preventiva, superando la gran deficiencia de salud curativa que tanto déficit de infraestructura y recursos ha generado en el sector salud durante la pandemia c19. El cambio debe desarrollarse a nivel de la oferta y demanda. No se logra por decreto, modificar el consumo y estructura alimentaria.

b.      El crecimiento del sector (agrario), mediante la ampliación de nuevas áreas de frontera agrícola; aprovechando el recurso agua y generando acciones y estrategias para mejorar la disponibilidad, generando gran capacidad para reservarla gestionando la única fuente de recarga hídrica producto de la lluvia implementando una política agresiva de ejecución de infraestructura verde; construyendo obras de infraestructura gris para mejorar la  conducción, almacenamiento y tecnificación del riego que garanticen ampliación de mayores áreas incorporadas a la producción y destinadas a ofertarlas a pequeñas o medianas unidades productivas o a agricultores asociados, fomentando el crecimiento del empleo estable  y la generación e integración de nuevos productores  con mayor eficiencia en tecnología y oferta productiva hacia el mercado externo; aprovechando las inmensas ventajas ecosistémicas y su ubicación geopolítica que el Perú tiene por sus condiciones naturales, en sus tres regiones.

Sólo para referencia, se pierde solo en la costa, casi el 50% del agua que recibimos en los meses lluviosos y tenemos más de 2 millones de Has, en propiedad de Comunidades, asociaciones y del Estado que pueden integrarse, mediante la organización territorial (nueva institucionalidad productiva), en base a sus municipios distritales organizados en mancomunidades desarrollando funciones y competencias relacionados al desarrollo económico territorial y de desarrollo productivo y urbano rural de sus entornos y manejadas bajo supervisión de estructuras administrativas especializadas de nivel territorial, regional o nacional a través de mecanismos de gestión como por ejemplo los fideicomisos.

Iniciar a repensar en una estructura de propiedad, autogestionada y con autofinanciamiento, generará un círculo virtuoso de desarrollo económico, social y financiero; articulando a los propietarios resultantes de las nuevas generaciones de propietarios, asociados en cooperativas u otras fórmulas de integración, directamente con el mercado de consumidores en el mundo globalizado, llevando al Perú a constituirse en la gran despensa mundial de la oferta de alimentos, tanto frescos refrigerados como con un mayor valor agregado mediante la industrialización y sobre todo por el desarrollo de una agricultura justa y orgánica.

Por tanto, no se trata de una simple reforma que involucra solamente a 2.2 millones de agricultores con economía familiar precaria, se trata de una reforma estructural que desde ahora, planifica el crecimiento de la economía agroindustrial, el crecimiento agroexportador y la seguridad alimentaria a favor de las próximas generaciones de peruanos.

Por otra parte, los agro exportadores, han efectuado “su propia reforma agraria” y han promovido que los gobiernos anteriores se conviertan en el líder de la inversión para su desarrollo. Olmos, Chavimochic, Chinecas, Majes, Ica, Arequipa, Piura etc. Han recibido del Estado apoyo con miles de millones de inversión en infraestructura así cómo se han despojado de tierras con miles de hectáreas a comunidades (campesinas, indígenas), como de Olmos, Chao, Viru, Catacaos, Querecotillo, Catacaos etc etc, para entregarla a operadores de proyectos de inversión (Odebrecht y otros) transfiriendo la propiedad a las grandes empresas exportadoras a costos menores del tercio del precio que requería  la inversión generada  por el Estado y por la descapitalización de comunidades y territorios afectados.

Se trata ahora de hacer la II Reforma Agraria pero acompañado de un proceso de descentralización en la que los recursos: Agua, tierra e inversión del estado, sean transferido a unidades territoriales basados en sus cuencas hidrográficas o territorios integradores, para que se genere una propuesta autogestionaria y autofinanciada que debe ser detallada en una Ley de Reforma Agraria, donde el gobierno, no puede seguir disponiendo de los bienes y recursos del Estado; sino es a partir de la integración de los sujetos económicos y políticos (distritos y provincias fundamentalmente) que promuevan sus propios modelos o dinámicas de desarrollo.

La II Reforma Agraria, no puede dejar de lado la reforma institucional y por lo menos debe transferir los cuadros profesionales y la burocracia centralizada en Lima a estas unidades territoriales (territorios económicos); articuladas y basadas en la promoción del desarrollo de sus unidades familiares agrícolas, tratando de incorporar a los sectores agroexportadores, a sumarse en la promoción e integración de la producción de todos los sectores agrarios: pequeños, medianos y grandes.

Es en esta unidad territorial basada en la cuenca o territorios económico/productivos y empoderada con la propiedad de sus recursos se deben generar las plataformas multi sectoriales, para que en base a su propuesta de desarrollo articulen las inversiones del Estado para mejorar y sustentar el crecimiento de la actividad agraria, pecuaria, forestal e industrial, con las inversiones para el desarrollo de una nueva forma de planeamiento de desarrollo agrario y de ciudades agrarias intermedias, que permitan el retorno  y la inclusión de las nuevas generaciones en la apropiación de nuevas unidades productivas y su estabilidad en el empleo, su seguridad y felicidad familiar.

Los gobiernos han mostrado, ignorar las condiciones de cada unidad territorial y han manejado políticas de Estado, desde una visión centralista, tal como ha sucedido durante las décadas del 70, 80 y parte del 90 momento, en la cual la izquierda tuvo la gestión agraria en forma absoluta y las décadas del 90 a la fecha, en la cual las políticas neoliberales, basada en el mercado, han llevado a la pobreza a Millones de agricultores y la falta de expectativa del futuro agrario.

Huaraz, 12 de Octubre de 2021

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